Escrito por: Nicolás Alvarado
El título lo tomo en préstamo a una canción de Selena, cuya aura de ultratumba me ayuda a hablar de los dos muertos harto notorios que han ocupado las primeras planas -y no sólo de las secciones de espectáculos- este viernes.
Hubo, sí, una foto. No el póster archisabido y archisobado (en más de un sentido) -a tan imberbe edad no podía pagarme tales extravagancias- pero sí un recorte de revista (creo que era de Tele-Guía), adosado a mi recámara infantil, desde el cual la chica me sonreía blonda y boba y buena (”¡buenísima”, diría yo años después), antídoto y complemento perfecto a su vecina de pared Olivia Newton-John, ambas mis primeras novias, ambas iconos fundacionales de mi entonces incipiente concepción de lo femenino seductor.
Hay también un recuerdo: el de haber viajado a Estados Unidos y haberme quedado embebido y embobado frente al televisor del hotel para ver en MTV (ese lujo entonces exótico) el video de “Thriller”, minipelícula de terror de 14 minutos que, con su superproducción ambiciosísima y su ritmo fonqui, me demostró que la música no era sólo para escucharse, para cantarse o para bailarse sino también para verse.
Hoy mi foto y mi recuerdo me llevan a homenajear a Farrah Fawcett (a pesar de Saturno 3) y a Michael Jackson (a pesar de los escándalos, de la locura, del dolor infligido y sufrido). Pero seguro ustedes también tienen sus fotos y recuerdos al respecto. Y a todos -estoy seguro- nos encantaría conocerlos.
El título lo tomo en préstamo a una canción de Selena, cuya aura de ultratumba me ayuda a hablar de los dos muertos harto notorios que han ocupado las primeras planas -y no sólo de las secciones de espectáculos- este viernes.
Hubo, sí, una foto. No el póster archisabido y archisobado (en más de un sentido) -a tan imberbe edad no podía pagarme tales extravagancias- pero sí un recorte de revista (creo que era de Tele-Guía), adosado a mi recámara infantil, desde el cual la chica me sonreía blonda y boba y buena (”¡buenísima”, diría yo años después), antídoto y complemento perfecto a su vecina de pared Olivia Newton-John, ambas mis primeras novias, ambas iconos fundacionales de mi entonces incipiente concepción de lo femenino seductor.
Hay también un recuerdo: el de haber viajado a Estados Unidos y haberme quedado embebido y embobado frente al televisor del hotel para ver en MTV (ese lujo entonces exótico) el video de “Thriller”, minipelícula de terror de 14 minutos que, con su superproducción ambiciosísima y su ritmo fonqui, me demostró que la música no era sólo para escucharse, para cantarse o para bailarse sino también para verse.
Hoy mi foto y mi recuerdo me llevan a homenajear a Farrah Fawcett (a pesar de Saturno 3) y a Michael Jackson (a pesar de los escándalos, de la locura, del dolor infligido y sufrido). Pero seguro ustedes también tienen sus fotos y recuerdos al respecto. Y a todos -estoy seguro- nos encantaría conocerlos.
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